La formación de
cabeza y hombros es una de las señales más seguras y comunes de cambio de
tendencia. Su aspecto cuando se ha completado es el de un fantasma, y
realmente, si se forma en el final de una tendencia alcista, hay que
«asustarse» y cerrar las posiciones compradoras que se posean.
La descripción breve de la actuación del mercado
que provoca su aparición es la siguiente:
–El mercado está en subida sumergido en una buena
tendencia alcista y la mayoría de los inversores están obteniendo beneficios de
forma casi inmediata.
–El volumen que
se negocia es importante.
–Llega un punto en el que el mercado marca un techo
y empieza a caer la cotización de forma poco significativa y acompañada de no demasiado
volumen. Tal como se espera, es una reacción técnica del mercado que se
recuperará pronto. Se ha formado el hombro izquierdo, aunque esto no sea
todavía patente, pues hasta ahora parece un avance más de la tendencia.
–El siguiente avance del mercado, una vez finalizado el respire de la
bajada, va acompañado de gran volumen de negociación.
–Este avance
supera el techo alcanzado en la anterior subida.
–Después de dejarlo en un nivel inferior aparece la
toma de beneficios consiguiente. Esta es de poco volumen, pero lleva a los
precios por debajo del techo anterior. Puede incluso que llegue a los mismos
niveles del anterior descenso. En este momento se ha formado la cabeza y
tenemos el primer aviso de que la tendencia se ha debilitado, porque si hemos
trazado correctamente la línea de tendencia, probablemente ésta haya sido
perforada.
–Con este proceso el mercado ha llegado a unos
niveles de precios en los que la acción parece estar «barata». Empieza de
Nuevo una subida, pero ésta parece tener menor fuerza, ya que no tiene mucho
volumen.
–Finalmente, sin alcanzar el anterior máximo y, seguramente,
cerca del techo del hombro izquierdo, empiezan a descender de nuevo los
precios. Acaba de dibujarse el hombro derecho, pero todavía la figura no está
completa, le falta muy poco.
–Si se unen con una línea los dos mínimos entre la
cabeza y esta línea se prolonga, dibujamos lo que se conoce como línea de
cuello («neck-line» en la terminología anglosajona) o línea clavicular. La ruptura de los precios por debajo de esta línea confirma la
finalización de la figura.
–Su confirmación es más definitiva cuando a esta
ruptura le sigue una recuperación que no llega a superar el nivel de precios de
la línea de cuello. Esto se conoce como «pull-back» y marca la última
oportunidad de venta antes de que se produzca la caída definitiva.
Índice
General de la Bolsa de Madrid: En octubre del año 1989 culminó una formación de
hombro-cabeza-hombro que cumplía con todas las pautas exigidas para dar validez
a la formación. La línea de cuello queda establecida con los dos mínimos que
enmarcan la cabeza, y en este caso presenta ya una clara inclinación bajista
que le proporciona mayor potencial a la formación. Presenta como confirmación
definitiva, tras la ruptura de la línea de cuello, el «pull-back» a la misma.
Esta línea de cuello pasa de actuar como soporte a comportarse como una
resistencia. Hay que tomar nota de que la primera señal, que llevan implícitas
todas las formaciones cambio de tendencia, es la ruptura de una línea de tendencia
principal. Esta línea de tendencia, aunque no se aprecia en el gráfico, arranca
desde los mínimos del año 1987, alcanzados después del famoso crack. El
comportamiento del volumen también cumple con todas las reglas de la figura. Un
avance importante de los precios con apoyo de abundante volumen en la formación
del hombro izquierdo. Que se reduce en el retroceso, y posteriormente en la
subida que da lugar a la cabeza este volumen es también muy pobre. Sólo se
incrementa en la zona de máximos al dar lugar a un fenómeno de distribución.
Las «manos fuertes» empapelan a las «manos débiles», en la fase final del
mercado, cuando es muy fácil vender la bolsa que ha subido mucho. Finalmente,
la recuperación que da lugar al hombro derecho apenas si se apoya con volumen.
En este gráfico también podemos apreciar el objetivo de medición de precios de
la figura, que tomamos proyectando la distancia desde el máximo de la cabeza
(AB) y que proyectamos tras la ruptura de la línea de cuello (CD). Esta
tendencia bajista seguía a la que se inició en el año 1987 (en octubre del 1989
no se alcanzaron nuevos máximos), y no finalizó hasta octubre del año 1992 con
otra formación de hombro-cabeza-hombro, en este caso invertida, que dio lugar a
un ejercicio 1993 espléndido para la bolsa española.